Diseñar no es dibujar
A pesar de lo que se pueda pensar, e incluso se nos ha vendido, en diseño gráfico corporativo no todo vale y la creatividad tiene un margen muy definido, que no es otro que el comercial. Mientras que el diseño gráfico es un arte aplicado, el dibujo y la ilustración van por otro camino, el del arte puro, y por tanto, no es necesaria esa visión comercial. Este aspecto es fundamental, ya que mi labor no es menospreciar el excelente trabajo que hacen muchos profesionales ilustradores, sino dejar claro, la diferenciación entre ambos campos. Una ilustración es cualquier dibujo, tenga o no fin comercial, mientras que un logo no tiene función meramente artística. Por tanto, y para aclarar este tema, veamos qué aspectos debe cumplir un buen logotipo:
1. Reconocimiento desde lejos y en favicon
Aspecto fundamental de cualquier diseño de imagen corporativa. Si un logo es reconocible a simple vista, aunque esté de lejos, estará más cerca de ser un buen logotipo, No nos olvidemos de la principal función de un logotipo: el reconocimiento de la marca.
2. Velocidad de reconocimiento
3 segundos son mejor que 5, pero 2 también son mejor que 3. Y si tu logo se reconoce en un sólo segundo de visualización, tu logo es probable que sea extraordinario. Nuestro rápido cerebro reacciona igual ante el logotipo de Apple que ante un cuadrado o un círculo, los reconoce en una primera toma de contacto. Es decir, instantáneamente lo reconocen y lo asocian. Un gran logo se procesará en tan poco tiempo que la siguiente vez que se visualice ya está grabado en nuestro disco duro y nuestros ojos ya actúan como escáneres. ¿Ejemplos? multinacionales como Nike, Apple, Mercedes Benz, Google… Pues a pesar de esto, todavía hay muchos, que se preocupan por crear logos complejos, difíciles de ver.
3. Originalidad e identidad
Cuando vemos un buen logotipo por primera vez, nuestro cerebro trata de cotejarlo con patrones existentes. Si es original, no encuentra esa base y la sensación de descubrimiento nos provoca el placer intrínseco de la novedad. Esta originalidad es un punto de partida inmejorable que llevará consigo un proceso identificativo mucho más sencillo y rápido. Lo que sorprende por nuevo, antes lo identificamos, y por tanto, antes se nos queda en nuestra memoria, captando el mensaje.
4. Composición equilibrada
En el equilibrio está la virtud, ya lo decía Aristóteles, y qué razón tenía! En diseño gráfico corporativo esta máxima es fundamental. Un logo puede ser fresco, desenfadado, incluso infantil, pero nunca, jamás desequilibrado. Por ello, tiene importancia conocer acerca del concepto «peso visual», tal y como comenté en el post el peso en una composición de logotipo. Nuestros ojos no funcionan como un escáner, son algo mejor, juegan a la ley de importancia, y por tanto, jerarquizan, descartan, dejan trabajo para luego. En un logo, como en cualquier gráfico, primero nos llama la atención una parte, y luego el resto. Los diseñadores tratamos de equilibrar intencionadamente esa jerarquía, de forma que aquello que se visualice después venga a «completar» lo primero. Un bueno logo tiene, necesariamente que ser equilibrado.
5. Teoría del color
Los colores como tal, no están tan separados unos de otros, no existe el rojo y el naranja, es solo una convención. En realidad, la escala cromática se visualizaría como el arcoiris, con fronteras completamente difuminadas entre los colores debido a los cambios de longitud de onda. De este aspecto básico nos basamos los diseñadores a la hora de escoger un color u otro. Tenemos en cuenta el claro-oscuro, el número de tintas, los matices dentro de un mismo tono, los colores complementarios… Todo para que al final nuestro logo tenga una armonía en colores. Este es uno de los pocos campos más libres para los diseñadores, ya que hay muchos tonos donde escoger y no solo hay una combinación válida. Sin embargo, si que hay malas combinaciones, por moda, tendencia o simplemente por incoherencia (juntar azul marino con negro).
6. Juegos conceptuales
Los 4 puntos anteriores son fundamentales, y probablemente, un logo que los cumpla tiene todas las papeletas para ser un buen logotipo. Pero hay que tener mucho cuidado con el minimalismo y el flat design style, dado que la frontera entre la sencillez y la simpleza es realmente difusa y es fácil caer en un diseño excesivamente simple, por no decir soso. Para evitarlo, es importante que el logo nos transmita algo: sensaciones, conceptos, juegos… Un logo con un buen mensaje sutil tendrá un largo camino recorrido en la senda del buen diseño.
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